sábado, 10 de enero de 2015

Palabra ACABAMIENTO y frase de BOCANADA

¡Queridos lectores de estos latidos!

Con el mes de Enero y el año 2015, llega nuestra primera entrada. Esta vez la publicamos el día 10 porque teníamos muchas ganas de mostraros nuestros trabajos, pero para entradas futuras podéis apuntar en vuestras agendas los días 15 de cada mes.

En este rincón estaremos esperando vuestros comentarios, así que no seáis tímidos. Nos darán mucho aliento para seguir.

La mecánica será siempre la misma. Primero será el turno del "Diccionario a Cuatro Manos" y a continuación le cogerá el relevo la "frase-latido". ¡Deseamos que os guste!

Sin más preámbulos...

+ Acabamiento:

1. Efecto o cumplimiento de algo.
2.Término, fin.
3. Muerte, cesación de la vida.

(Diccionario de la Rae).

ACABAMIENTO

Aquello que empieza nace
sobre el cadáver de lo que acaba
y es, en ese mismo instante,
cuando todo se confunde con nada.

Comienzo y final bailan al son
de una canción que parece infinita,
para demostrar que algo existió
hace falta comprobar que termina.

La melodía del acabamiento huele
a humedad en un cuarto cerrado,
al primer amor una tarde que llueve,
al principio antes ya anunciado.

El olor del acabamiento suena
a huellas que el tiempo devora,
al ladrido que asoma en la niebla,
al reloj que protege una hora.

-Eduardo José Villanueva-


ACABAMIENTO

Julián es un devorador de libros y todo aquel que le conoce un poco, lo sabe. Lo que muchos desconocen es la cantidad de pensamientos que pueden agolparse en su cabeza haciéndole divagar durante horas, a causa de las palabras que colisionan con sus ojos miopes.

Tardes atrás, el hombre estaba leyendo una de las últimas novedades editoriales que había llegado por mensajero, cuando tropezó con una palabra que le hizo merodear entre los rincones de su mente y viajar en el tiempo. 

Acabamiento

Tuvo que leer varias veces el vocablo hasta digerir completamente sus letras y que la voz no le temblase al pronunciar. Tras un escalofrío que recorrió toda su espina dorsal, cobraron vida distintos pensamientos recordándole su propio final.

Hay muchos principios y finales a lo largo del curso de la vida, Julián lo sabía. Pero cuando tropezó con esa palabra a él solo se le vino a la mente un final. Y es que cuando una persona sabe que va a morir pronto, todo cobra un sentido distinto.

Julián sabía que su acabamiento estaba cerca. No es adivino, simplemente conocía ciertos detalles porque su médico se lo había dicho. A veces los médicos se equivocan, de eso también estaba al corriente. Pero cuando uno lleva mucho tiempo enfermo y las medicinas que le curarían o alargarían su vida son un milagro al que él no puede acceder por culpa de un gobierno y su maldita ley de recortes…¡Ay, queridos lectores! Entonces las cosas se complican y se tornan más reales. Los sueños entonces se saben inalcanzables y todo duele con una intensidad diferente. 

Al menos le queda el deseo de que esas medicinas lleguen para todos aquellos otros enfermos que están en su misma situación. Porque dicen que la esperanza es lo último que se pierde, y Julián aún no ha muerto para perderlo todo.

Julián es uno de los tantos enfermos que está pagando las consecuencias de algo que no provocó. Ya había aprendido a sobrellevar su enfermedad, a vivir con ella, a seguir en pie aunque las fuerzas, a veces, le flaqueasen. 

Ahora solo intenta no pensar, distraer su mente con nuevas historias narradas en libros, mientras espera su final. Pero a veces le es inevitable no volver la vista atrás, hacia alguna época de su vida donde las cosas marchaban mejor. Donde el futuro no se veía tan oscuro o donde al menos había uno al que aferrarse.

Y esa tarde, tras leer esa palabra, tras paladearla en el cielo de su boca, no pudo evitar que la nostalgia invadiese su corazón. Desde su casa junto a la playa, tumbado en su cama con el libro entre sus manos, fijó la vista tras el cristal de la ventana y se dejó llevar por sus recuerdos. Recuerdos de una vida apasionada, feliz y gratificante. Besos, miradas, sonrisas, momentos inmortales, viajes inolvidables. Y es que a la hora de la verdad, solo importa lo bueno vivido.

Julián. Enfermo. Esperando su final. Temblando al leer ciertas palabras como la que le hizo suspirar aquella tarde. Acabamiento. Y recordando todo lo que ha sido, lo que es y lo que nunca será. Pero con tanta vida en su interior, con tantos recuerdos que muchos de los que están sanos quisieran para sí...

Julián, a sus cincuenta años sigue mirando el infinito con los ojos de un adolescente. Le gusta observar el mar y el baile alocado de las olas al chocar con la arena, vislumbrar cómo la empapan con cadencia lenta, ver cómo las partículas de agua van y vienen, mueren y renacen...

Morir. Renacer. Morir.
  
-Octubre-


“...Luchando por ti,
al compás de una nota,
yo quiero vivir con mi garganta rota…”

Fragmento de la canción: Mala Hierba, de la banda: BOCANADA 


Quiero vivir. Quiero vivir con mi garganta rota. Lo tengo asumido. Completamente asumido. No creo que sea conformismo ni cobardía. No creo que sea asumir la derrota. Los años me han enseñado cosas que no querría haber aprendido pero, a día de hoy, comprendo con violenta nitidez. Más que comprender con violenta nitidez debería decir que comprendo con clarividencia y rotundidad. Mi actitud no es una tregua sino declarar la guerra; idear mi lucha. Combatir sabiendo las armas que la vida ha puesto en mi mano. 

Mi garganta está rota. Tuve avisos, pequeñas alarmas que parecían querer predecir lo que estaba por llegar y aún así, no quise verlo. Es humano huir. Cuando utilizo el término huir en este contexto me refiero a escapar de las señas que deja la vida a tu paso para caminar con cautela. Humano también es rectificar. No sé si llamarlo rectificar o cambiar la perspectiva de la partida cuando las piezas son otras, y otro el que las maneja, aunque siga siendo el mismo. Soy el mismo pero soy distinto. Ardió mi garganta y quedaron heladas mis fuerzas para seguir sosteniendo el enjambre de inseguridades que cargaban sobre mi espalda. La caída duró cuatrocientos setenta y tres días pero he conseguido mirar atrás y entender que cada frase, cada moraleja, cada experiencia, pueden ser reinterpretadas para realizar funciones diferentes de aquellas por las que fueron escritas, planteadas o vividas. 

Ya me lo dijo una vez mi padre cuando yo no tenía capacidad de entender las palabras que fueron regaladas a mis inocentes oídos y ahora son, veinticuatro años después, palabras con gran significado y premonitoria coherencia: Si no posees a la mujer que amas, ama a la mujer que posees.

-Eduardo José Villanueva-


Me basta una canción para resurgir. Cuando dudo de mí, cuando tiemblo de miedo. Pienso en ti y en todo lo que otros sufrieron, para reafirmarme en lo importante que eres. Libertad.

No me puedo callar. Necesito escribir, expresarme, gritar. Porque otros murieron. Porque hay voces que fueron sepultadas por el silencio eterno.

Y entonces desgarro mi garganta. Me desangro en ecos de palabras. Tintando el papel letra a letra. Latido a latido. Desentierro la historia para que otros puedan conocerla. Mantengo viva la llama del alma apagada. Me desangro. Letra a letra. Palabra a palabra.

Y mi voz adormece, resquebrajada, rota, acunando la nada. Escondida entre pinceladas que adornan ahora un papel yermo que espera su momento. 

Y mi voz, silenciosa pero llena de fuerza, cobrará vida cuando otros labios la hagan resonar, mitad dulce, mitad agria, siempre ensangrentada, llena de sudor y de lágrimas.

Y cuando esos labios desenmudezcan mis palabras: recordarán, y la historia no morirá ahogada sobre el pavimento de alquitrán, ni bajo tierra en una cuneta perdida. La historia no permanecerá oculta en la tapia de un viejo cementerio, en el fondo del mar, en cualquier rincón de la tierra,…

Y la llama del alma apagada volverá a la vida. Su muerte no descansará escondida. Resurgirá de las cenizas. Brotará hacia el sol. La oscuridad se desmembrará.

Porque puede que quizá los acontecimientos pasados se repitan. Una y otra vez. Pero siempre habrá corazones dispuestos a luchar por ti, a sentir por ti, a desangrase por ti.

Libertad. 

¡Oh, perpetua libertad!

-Octubre-